¿Por qué lo tienen tan difícil para fichar los equipos europeos hoy?

No está siendo una temporada fácil para equipos de la Liga Endesa, acuciados muchos de ellos por los problemas físicos. Es el caso para la sensación Covirán Granada, un recién ascendido que ha perdido a sus dos extracomunitarios de una tacada: Luke Maye, con una rotura parcial del tendón rotuliano de su pierna derecha que lo tendrá alejado de las pistas hasta tres meses, y Cristiano Felicio, con una fractura sin desplazamiento de la meseta tibial de su pierna izquierda que le tendrá alrededor de cuatro meses de baja.
O para Monbus Obradoiro, que arriesgó en jugadores con cartel pero con algún problema físico en el pasado y ha perdido a Marcus Paige (operado del hombro), tiene con problemas de espalda a Leo Westermann, uno de sus grandes fichajes, y espera diagnóstico definitivo para su estrella Dragan Bender, que hizo un extraño en uno de los últimos lances del partido de Liga Endesa frente al Surne Bilbao Basket y que le ha afectado al ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda.
Según han pasado los años y han evolucionado tanto el nivel físico de nuestro baloncesto como de los jugadores tengo, la sensación de que, las lesiones que antes eran esguinces de tobillo de mayor o menor gravedad, se han convertido en lesiones de rodilla.
Los directores deportivos de la competición doméstica reconocen que el mercado no está fácil. Muchos de ellos llevan buscando jugadores más de un mes pero no encuentran. No es sólo un problema para los equipos de la Liga Endesa, que pueden tener alguna restricción económica mayor que por ejemplo los de Euroliga. Se pueden contar con los dedos de la mano los fichajes de los equipos de la máxima competición continental europea: Vildoza y Campazzo en Estrella Roja, Timothé Luwawu-Cabarrot en Milán, Pierria Henry en Cazoo Baskonia o Dwayne Bacon en Panathinaikos.
¿Por qué?
G League
El primer escollo es la Liga de Desarrollo de la NBA. Desde que se constituyó su sindicato en julio de 2020, denominado Basketball Players Union (BPU) con el apoyo del Sindicato de Jugadores de la NBA (NBPA) y con una representatividad del 80 % de los jugadores, las condiciones han mejorado sustancialmente.
Por primera vez, en esta temporada 2022-23, los salarios de la G League superarán los 40.000 dólares por jugador (40.500 $), frente a 37.000 del pasado curso por los cinco meses que dura la competición, además de casa y seguro.
Los derechos de estos jugadores no están adscritos a una franquicia NBA pese a que jueguen a un equipo vinculado. Son agentes libres para recibir un call-up, una llamada para unirse a un equipo NBA normalmente a través de un contrato de 10 días que suele utilizarse para cubrir bajas por lesión. Está cuantificado entre 61.000 y 175.000 dólares, dependiendo de diversos factores como los años de experiencia en la competición. Y al margen de lo económico, mucho para sólo diez días, el sueño de jugar en la NBA. Es de este grupo desde el que podrían salir jugadores rumbo a Europa, pero aparece una limitación más: para poder ficharlos normalmente hay que abonar unos 50.000 dólares de cláusula de salida para compensar al equipo de G League.
Pero este no es el único tipo de contrato que pueden tener los jugadores de la competición. Hay otros dos: Select Contract y Two-Way Player.
El primero empieza desde un mínimo de 125.000 dólares por temporada y es el tipo de contrato que han tenido Jonathan Kuminga (número 7 del Draft de 2021) o Jaden Hardy. Está destinado a jugadores con especial talento y recursos técnicos que deciden no ir a la universidad y que son seducidos por la NBA en su Liga de Desarrollo, en el equipo de Ignite, antes de dar el salto a la mejor liga del Mundo. Uno de sus grandes exponentes, el jugador de los Rockets Jalen Green, que en su temporada en Ignite en la Liga de Desarrollo se embolsó 500.000 dólares promediando 18,7 puntos, 4,1 rebotes, 3,1 asistencias y 1,6 robos antes de ser escogido número 2 del Draft de 2021 y dar el salto a la NBA cobrando casi 9.000.000 de dólares en su temporada rookie.
El segundo, el Two Way, empieza por 502.000 dólares o lo que es lo mismo: la mitad del salario mínimo de un rookie. Cada franquicia NBA tiene dos plazas para este tipo de jugadores que jugarán la mayoría de tiempo en la G League. Sólo son elegibles los que están hasta su cuarta temporada en la NBA. Además, tienen dos limitaciones: bajo este tipo de contrato sólo pueden jugar hasta 50 partidos en la NBA y no son elegibles para los playoffs.
Las franquicias pueden asignar jugadores a los equipos G League, concretamente los que tienen menos de tres temporadas de experiencia, pero su situación contractual no varía: perciben el mismo salario.
Al margen de estas condiciones salariales que disuaden a muchos jugadores de verse tentados de un contrato overseas, el segundo problema es el timing. La competición se inició el pasado 4 de noviembre, tarde para lo que es el mercado europeo, pero el gran escaparate de la misma es el 'Showcase': un evento anual por concentración en el que se dan cita los general manager y scouts de la NBA, en este caso en Las Vegas entre el 19 y 22 de diciembre, y en el que se juegan 31 partidos en dos canchas. Más de 200 jugadores buscando su oportunidad de dar el salto a la NBA.
Este es el punto de partida a los call-ups que se empiezan a precipitar a mediados de enero y después del límite de traspasos que en este curso tendrá lugar el 9 de febrero de 2023. Los jugadores deciden apurar las oportunidades mientras que las temporadas en las competiciones europeas están ya en el tercio final de su fase regular. Pero este no es el único problema a los que se enfrentan los general manager del baloncesto europeo.
China
Fue el primer gran mercado asiático en desatar la fiebre por el baloncesto. Y uno de los culpables fue Yao Ming, que tras cinco temporadas en Shanghai Sharks daba el salto a la NBA en 2002, militando ocho cursos en los Rockets pero teniendo que acabar su carrera por lesiones.
Tradicionalmente ha sido un mercado en el que recalaban jugadores ex NBA más por nombre y trayectoria que por potencial real en el momento de su fichaje, generalmente en el ocaso de sus carreras. Así, por ejemplo, una de las leyendas en la CBA ha sido Stephon Marbury. Últimamente esta tendencia se ha invertido y hemos visto desembarco de jugadores en plenitud de su carrera profesional. Son los casos de Kyle Wiltjer, ex Unicaja y Lenovo Tenerife, y de Melo Trimble, tercer máximo anotador de la Liga Endesa 2020-21 con Fuenlabrada. O del que fuera dos veces campeón de la NBA con los Warriors, en 2018 y 2020, y campeón de la NCAA en 2015 con Duke, Quinn Cook.
En un país con política de COVID cero, las dos primeras fases de la competición se han disputado en formato burbuja. Pero han entrado y salido jugadores foráneos por doquier buscando jugadores que den rendimiento inmediato y hagan estadísticas.
Japón
Ha sido probablemente el gigante asiático dormido a nivel baloncestístico, pero poco a poco ha ido despertando. La pasada temporada, por ejemplo, el Shinshu tuvo el menor presupuesto de la Primera División con 4.600.000 millones de euros. El mayor, el de Chiba Jets con 15.000.000 millones de euros. Este es el equipo del campeón de Europa con España Sebas Saiz, y representante español junto a Pablo Aguilar y David Doblas en el país nipón, se proclamó campeón de Liga en 2021. Ahora juega en el Alvark Tokyo, segundo mayor presupuesto del curso 21-22 con 12.000.000. En total, en esa primera categoría hay un total de 24 equipos distribuidos en tres grupos: Central, Este y Oeste. Calculen el número de extranjeros posibles…
Pero a lo largo y ancho de las tres Ligas, B1, B2 y B3 hay muchos viejos conocidos: Rosco Allen, Ivan Buva, Patrik Auda, Cheick Diallo, Isaac Fotu, Matt Janning, Kaleb Tarczewski, Maurice Ndour, Brock Motum, Nick Kay, Steve Zack, Jacob Wiley…
Corea del Sur
Para que los lectores de Relevo se hagan una idea, el ranking de los 20 jugadores extranjeros mejor pagados de la Liga de Corea abarca desde Jameel Warney, con 645.000 dólares en el número 1 a Gaige Prim, vigésimo con 263.212 dólares. Viejos conocidos de nuestra ACB como Landry Nnoko, ex Baskonia y Burgos en la 2021-22, o Youssou Ndoye, con pasado en el Betis, iniciaron la temporada como tercer (600.000 dólares) y sexto (535.000 dólares) mejores pagados.
Filipinas
Otro de los países que han demostrado gran pasión por el baloncesto como hemos visto en el seguimiento de su selección. Incluso fuera de sus fronteras. Su competición PBA, con los pabellones-coliseos (algunos de ellos dentro de los centros comerciales) a rebosar, ha visto en la pista esta temporada al que fuera NBA Earl Clark, con pasado en Burgos y Gran Canaria, al fichaje frustrado del Joventut por problemas físicos Quincy Miller, al ex Unicaja Cameron Oliver, o a la pareja foránea de los Bay Area Dragons formada por el canadiense Andrew Nicholson, con cinco temporadas de experiencia en la NBA y casi 300 partidos entre Magic, Wizards y Nets, y Myles Powell, ex 76ers, finalista de la pasada G League y formado en Seton Hall que ha promediado la friolera de 37,3 puntos por partido.
Taiwán
Su carácter insular y su buen hacer propiciaron que fuera el único país que tuviera baloncesto durante la pandemia. Hasta tres competiciones se han disputado en Taiwán: la SBL, la P League y ahora la T1. Aunque tradicionalmente han tenido su 'propio circuito de extranjeros' veremos el efecto que tiene el desembarco de una estrella como Dwight Howard en los Taoyuan Leopards. Además, hay equipos de estas últimas ligas citadas que participan en la ASEAN League, competición del sudeste de Asia, Hong Kong y Taiwán que hacen que se refuercen a mayor nivel buscando un posible cetro continental.
Otros factores
El cambio de formato de las competiciones europeas, con fases regulares más largas donde los equipos tienen más opciones de luchar por algo, hacen difícil que sean permeables como lo han sido en el pasado y jugadores que por ejemplo destacaban en la Eurocup dieran el salto a la Euroliga.
Con este panorama, sólo queda hacer mejor que nunca los deberes en verano, plantillas lo más largas posibles y cruzar los dedos para evitar lesiones graves que condenen a los equipos ir al mercado en el transcurso de la temporada.